Periódicos, su vida y su despedida

Mañana, 16 de octubre, se cumplen 50 años de la desaparición de un periódico que vendía cada día más de 800.000 ejemplares, el populachero New York Daily Mirror, fundado por William Randolph Hearst y famoso por portadas escandalosas con titulares a toda plana –en tamaño sábana– como aquel Marilyn Monroe Kills Self del año anterior. Este cronista, entonces un chaval español de la diáspora, hijo de periodista y llegado apenas dos meses antes a Estados Unidos, se quedó pasmado ante la muerte de un gigante de esas dimensiones. Hasta que escuchó la primera explicación de su vida sobre la economía de los medios de comunicación: «Cuanto más vendían, más perdían. Muchos gastos, insuficientes ingresos por publicidad».

Esta misma mañana ha muerto otro diario neoyorquino a la vez que nacía otro más, aunque en este caso no se trate sino de una pequeña pirueta al final del camino iniciado en el siglo XIX por dos publicaciones que simbolizaron la era dorada de la prensa en la Gran Manzana y ahora simbolizan su ocaso. El International Herald Tribune desaparece, o desaparece su cabecera, sustituida desde hoy por la de la edición internacional de The New York Times.

Lo que uno recuerda de aquel día de octubre de 1963 es que, aunque desapareciese el Daily Mirror, en los quioscos y en los cajones de venta callejera de Nueva York permanecía una miríada de diarios encabezados por el Times y el Herald Tribune: el primero, líder indiscutido de la prensa de calidad; el segundo, con menos recursos y una cobertura menos completa, pero con punch, elegancia y un plantel de firmas como la de un jovencísimo Tom Wolfe. Con ellos, la intemerata: el Daily News, el Post (aún vivos en 2013), el World-Telegram, el Journal-American...

Ya entonces se produjo la primera gran purga, que dio paso a una era de diarios monopolísticos –o casi– en sus ciudades, temporalmente ricos, pero que pronto iniciaron en EEUU un leve declive transformado desde el 2000 en la desbandada actual. Tres de esos diarios neoyorquinos desaparecieron el mismo año, 1966, y entre ellos aquel Herald Tribune cuya edición parisiense era la que voceaba la encantadora Jean Seberg en las pantallas de cine.

Hasta entonces, y desde la inmediata posguerra, había competido en Europa con la edición parisiense del Times, renacida esta mañana en plena operación de marketing para aumentar las ventas internacionales en papel e internet del Times. Éste editaba el IHT –inicialmente, junto al Washington Post– desde 1967. ¿Está ya, como la película de Jean-Luc Godard, Al final de la escapada?